La visita de los campeones del mundo conlleva, además del aspecto meramente deportivo, el despliegue de un dispositivo que garantice la seguridad de aficionados y jugadores. Hay que contar con la llegada de unos 1.500 aficionados checos que se mezclarán con la marea roja, por lo que la policía tendrá que vigilar que no se produzcan incidentes entre ambas aficiones. Estarán ubicados en la parte alta del Sector B, donde habitualmente si sitúan los aficionados visitantes en los partidos del Granada. Para controlar el acceso, tomarán las calles adyacentes al estadio 150 miembros de la Unidad de Intervención Policial (UIP), que estará acompañados de 30 efectivos de la Unidad de Respuesta.
También deberán estar atentos a cualquier intento de reventa o la intersección de entradas falsas, así que policías de paisano vigilarán los exteriores del recinto deportivo. Por si esto no fuera suficiente, los aficionados tendrán que pasar varios filtros de seguridad para verificar que su entrada es legal. Habrá cámaras en cada puerta que identifiquen a los asistentes y pistolas para detectar cualquier boleto ilegal. En el caso de encontrar alguna irregularidad, esa entrada quedaría automáticamente bloqueada para que el individuo portador de la misma no intentara entrar por cualquier otro acceso.
El amplio dispositivo movilizado para la ocasión se completará con miembros de la Brigada de Subsuelo, que peinarán el perímetro que rodea a la zona de acción . Para colaborar con los cuerpos oficiales, 185 agentes de la seguridad privada trabajarán para garantizar que todo transcurre por los cauces adecuados.
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